Pedro Flores
Si bien dicen que en política no hay casualidades, la historia nos dice lo contrario, y nos pone dos ejemplos dignos de analizarse, el primero de Estados Unidos, con Richard Nixon y otro en México con el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, cuyas historias políticas tienen pasajes muy similares.
Entre las semejanzas que podemos mencionar y que están plasmadas en el libro “Furor y Mansedumbre” del investigador universitario Neptalí Celis García, destaca el hecho de que Richard Nixon perdió 2 elecciones, una presidencial ante Kennedy y otra para la gubernatura de California, en donde fue superado por Pat Brown previas a su ascenso a la presidencia en donde culpó a la prensa de sus derrotas
AMLO perdió dos elecciones, una Candidato a la Presidencia en 2006 Felipe Calderón por el Partido Acción Nacional (PAN) y ante Enrique Peña Nieto del PRI, comicios que fueron acusados por el actual residente de Palacio Nacional de fraude, hasta que la tercera fue la vencida.
Lo mismo sucedió con Richard M. Nixon, luego de los asesinatos de los Jhon y Robert Kennedy y Martin Luther king, por fin ascendió a la presidencia en su tercera elección por el Partido Republicano, ante la disminuida presencia de la oposición demócrata, después de Lyndon B. Jonhson y como dice el autor de la obra, empezó su venganza, cualquier similitud con México, es mera coincidencia.
Desde el inicio de su mandato Nixon se aventó contra todo lo hecho por los Kennedy que eran de la oposición o sea demócratas e integró una lista de enemigos, a los que llamó adversarios políticos a quienes les mandó hacer auditorias fiscales, además de pelearse con todo el bloque socialista y los medios de comunicación.
Quien según el Periódico “El Financiero” ha dicho 94 mil falsedades de AMLO en las “Mañaneras”, hubo una acción similar, de inmediato se manifestó en contra de los conservadores, descalificó a los partidos de oposición, satanizó a los medios de comunicación y mandó a hacer auditorías fiscales a quienes a sus “adversarios,” incómodos lo cual fue usado como arma política.
La enemistad con la prensa del entonces mandatario de Estados Unidos se centró en dos periódicos el New York Times y el Washington Post, quienes exhibieron las fallas que tenía su gobierno en ese momento. “Casualmente” en México el actual mandatario tiene en la mira también a 2 publicaciones, “El Universal” y “Reforma”.
Richard Nixon, solicitó en su momento que limitaran la presencia de los reporteros de esos dos medios a sus conferencias de prensa, situación similar a la que pasa en México con los asistentes a las conferencias “mañaneras” a quien muchos los llaman los Corifeos, como aquellos que en la antigua Grecia bailaban y cantaban en el templo de Dionisio.
Tal vez en México no existan los Bob Woodward y Carl Bernstein, y su “Garganta Profunda” para detonar como ese 13 de junio de 1971 otro “Watergate que origine la caída del presidente, porque a la mejor los matan antes, pero como dice el dicho mexicano: dale tiempo al tiempo, que el tiempo, tiempo te dará… hay que recordar que hasta Napoleón Bonaparte cayó víctima de su ego.