Rafael Lulet / @Rafael.lulet

Las instancias para garantizar los derechos fundamentales instaurados en la Constitución, se están viendo rebasadas ante el desabasto de medicamentos, el crecimiento de la violencia de género, el aumento de la delincuencia, entre otros más. La luna de miel de López Obrador con la gente quienes votaron por él, por razones de la ilusión de un mejor México o por ir en contra del agotamiento de un sistema implementado por las administraciones panistas y priistas se está empezando a acabar; a más de un año de su toma presidencial, el discurso de “otros datos”, “los responsables son los anteriores”, “la culpa la tiene el neoliberalismo”, entre otros dichos ya conocidos han comenzado a desgastarse.

El país termina en el 2019 con cero en economía y comienza el 2020 sin una perspectiva de progreso en ese rubro, los distractores han sido el tema principal en el arranque del año como lo fue: el “avión”, el aeropuerto de Santa Lucia, la creación del INSABI, sin mencionar el pase de charola a los empresarios, entre otros expuestos en sus mañaneras las cuales también poco a poco se encuentran en la tendencia de ser algo ya sin interés para la ciudadanía, donde de igual manera con sus dichos de “prensa fifí” y sus respuestas que solo tienen el sustento de él mismo, han sido parte de su espectáculo matutino.

La violencia se encuentra peor que con las administraciones pasadas, el hartazgo de la ciudadanía comienza a incomodar al presidente a quien no le gusta tener acaparamiento de su show mediático de las mañanas, respuestas como: “no quiero que los feminicidios opaquen la rifa” o las muchas ocurrencias a las cuales recurre cuando existen preguntas incomodas así como problemas generados en el país, allegándose de ellas para crear polémica en la población y divisionismo siendo en términos generales más distractores.

La falta del estado de derecho es una verdad imparable, los grupos ciudadanos inconformes con la administración morenista llegaron para quedarse, dando pauta al principio del descenso de la popularidad de López Obrador; realmente el arma de él han sido sus discursos con una tendencia esperanzadora ante un sistema subyugador que en manos de un inexperto para gobernar ante la posibilidad de hacerlo da como resultado una situación de ensayo y error, sin mencionar la imposición así como el doble discurso, manejando un perfil de anti corrupción inexistente, con la proyección de programas sociales y gubernamentales insostenibles.

Las inconformidades sociales han comenzado a aparecer ante la ineptitud de un gobierno sin una proyección económica ni política, con una incertidumbre financiera con alzas de crecimientos en los niveles de riesgo de inversión denominados EMBI, siendo estos indicadores utilizados como un termómetro en los cuales calcula el estado de la economía de una nación, esto es la medición de diferencia entre la tasa de interés de pago de emisión de deuda exterior a realizar por un país, presentándose el más alto en los históricos de México en el 2008 en el periodo de Calderón cuando el planeta se encontraba ante una crisis mundial, en ese momento dichos niveles alcanzaron un récord de 624 puntos contra 300 que tenemos actualmente y creciendo, eso sí es verdaderamente preocupante porque eso solo se comienza a vivir aquí.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí