Enrique Escobedo 

Las frases de la política son ingeniosas porque nos dan consejos, son explicativas, resuelven paradojas y nos ubican en contextos incluso surrealistas. Tal es el caso de aquella expresión “se cayó para arriba” cuando algún otrora encumbrado político vuelve a conseguir un puesto muy bien remunerado y discreto. Otra frase que me sorprende es “al jefe no se le rebasa ni en carretera”, ya que alude que los subalternos no deben destacar jamás, ni demostrar capacidades que no tenga el jefe, lo cual es una de las razones del servilismo y de la mediocridad en muchas instituciones de la Administración pública. La que intitula este artículo se les atribuye a los colaboradores del expresidente Adolfo Ruiz Cortines quien, sin duda, se divirtió como pocos en el juego de la sucesión presidencial y los engañó con la verdad. Léase, siempre demostró empatía por el joven y talentoso secretario del Trabajo y Previsión Social, Adolfo López Mateos, aunque nunca lo alabó exageradamente, ni lo espesó visiblemente. En cambio, a otros miembros del gabinete – cuentan las leyendas urbanas- los exaltaba de manera excesiva y decía expresiones de admiración tales como “patriota como Juárez”, luego los marginaba. De ahí que cuando se inclinó por Adolfo López Mateos nadie se sorprendió, pero a la vez, no pensaron que los engañara con la verdad.

El juego del arte del engaño es el juego de la política y los seres humanos lo ejercemos desde que vivimos en sociedad. De hecho, tiene cierto parecido con el póker y quien mejor lo hace es quien distribuye los naipes. Pues si acaso es hábil y tiene la baraja en sus manos sabe a quién darle los ases y a quien los cincos y seises. Los jugadores, por su parte, deben poner cara de palo y jugar con las cartas que les da el momento.

Muchos analistas y observadores políticos, más avezados que yo, sostienen que haber “destapado” a algunos de sus colaboradores y catapultar a la jefa del gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, es una cortina de humo y él presidente López Obrador está “tapando” a otro personaje, léase, alguien como el canciller o el nuevo secretario de Gobernación. Lo cual supongo tienen algo de razón. Pero yo me inclino a pensar que ella es la elegida desde ahora y que debido a los flancos débiles que ha mostrado, nuestro primer mandatario la está fortaleciendo desde ahora y nos está engañando con la verdad. Veamos ella es una mujer preparada académicamente, estudió la carrera de física y desde joven demostró intereses por la cuestión social. Fue activista y opositora a las reformas propuestas por el rector Jorge Carpizo en la huelga de 1988. Ha militado en partidos de izquierda y nunca perteneció al Partido Revolucionario Institucional como el actual titular del poder Ejecutivo Federal, el canciller Marcelo Ebrard, el senador Ricardo Monreal y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López. Ella es de las pocas personas que sabe acerca de los costos de los segundos pisos del periférico en la ciudad de México y es común que esté en las conferencias mañaneras.

Después de la estrepitosa pérdida del partido Morena de nueve alcaldías en la ciudad de México en junio de este año, desde el Palacio Nacional la doctora Sheinbaum ha recibido refuerzos como el operador y senador Martí Batres, ha removido titulares de su gabinete, también cambió el color oficial de la ciudad de México del verde bandera al granate Morena. La semana pasada el licenciado López Obrador la acompañó a inaugurar una sucursal del Banco de Bienestar y su discurso fue elocuente y apuntalado hacia la persona de ella. Sin embargo, ella tiene, entre otros escollos, que no la conocen en provincia y desde su cargo actual no justifica giras de trabajo a las entidades. Por lo cual supongo aún falta que sea ungida como secretaria de Estado.

El presidente juega solitariamente la sucesión presidencial y sólo él sabe lo que hace. Lo cual no significa que controle todas las variables y corre el riesgo de que algo no le resulte como lo tiene planeado. Yo concluyo que ella será la candidata del Partido Morena a la Presidencia de la República si deja la gobernatura capitalina y empieza a hacer alianzas con gobernadores y las fuerzas vivas de provincia desde una dependencia federal. Pero todo es especulación y pudiese ser que quien suceda al ocupante del Palacio Nacional sea otra persona. Aunque lo dudo.