Bernardo López
El presidente de la República apuntala su proyecto político al mantener una presencia regular en la Ciudad de México, donde la 4T perdió más de la mitad de las alcaldías, además de un tanto casi similar en el número de diputados en el Congreso capitalino.
No se ha dado cuenta que la derrota fue porque no agradó la forma de gobernar de los representantes de su proyecto y no por la ausencia de su imagen, pues los candidatos de Morena intentaron por todos los medios colgarse de su santo. Entonces, está cometiendo el mismo error táctico del pasado 6 de junio. También, quedó claro que su imagen ya no es suficiente para ganar una elección.
Levantarle el brazo a su candidata no la fortalece -en función de las variables que hemos explicado- al contrario, la deja vulnerable a los ataques de sus adversarios, que son unos tiburones de la política. La jugada parece más un acto desesperado por soportar con todo el peso institucional un proyecto que colapsó en las elecciones pasadas.
El 2021 no es un buen año para hacer campaña presidencial, y no tiene nada que ver con lo cabalístico, si no por una premura: quieren madrugar, pero no amanece más temprano. Otra hipótesis que puede estar en los escenarios es que la elegida no sea el verdadero proyecto del presidente Obrador: ¿Quién en su sano juicio pensaría que puede aguantar tres años de campaña y los golpes de sus adversarios, tanto del interior como del exterior? La elegida va a llegar débil al enfrentamiento con los oponentes. Ademas, es ingenuo pensar hoy que todos los políticos, gobernadores, diputados, presidentes municipales y senadores de la Cuarta Transformación van a permanecer leales al proyecto obradorista.
Por otro lado, los adversarios internos también están cometiendo errores tácticos graves, al jugar al ritmo que les impone el presidente Obrador. Cada vez que su líder moral mueve su dedo y señala, los aspirantes también reaccionan, como si todo todas las variables ya estuvieran resueltas.
De esto podemos inferir que, si el presidente sigue pensando que su imagen va a levantar la popularidad de su elegida, está en un grave error, porque esa táctica no funcionó, está rebasada, tiende al fracaso: las personas saben diferenciar sus simpatías, entre la imagen del presidente y los demás políticos de Morena.
Los suspirantes de la 4T no deberían estar cantando que quieren ser el candidato presidencial cada vez que pueden, porque eso no los catapulta. Los ciudadanos registraron sus intenciones una vez que lo manifestaron; la verdadera labor está en lograr la empatía y sus simpatías.