Rafael Lulet / @Rafael.lulet
La gran crisis financiera mundial ocasionada por el COVID-19, pone contra la pared a varios países en el planeta, la inmovilidad económica ocasionada por la pandemia ha producido un colapso en varios sectores principalmente en la de los combustibles, mientras el mundo se mueve en aviones impulsando al turismo, las mercancías con ello, las exportaciones e importaciones y a su vez el transporte al interior de cada país y principalmente en un mercado tan importante como China en un doble sentido hacia fuera y adentro, la alerta epidemiológica ha detenido ese flujo colapsando a muchas naciones.
El mercado petrolero uno de los más importantes en el planeta, resintió el recorte abrupto del flujo de mercancías y del dinero, beneficiando a algunos en ese ámbito, donde el primer productor del llamado “oro negro” ha continuado posicionándose sin problemas en occidente, mientras los países del otro lado del mundo han visto perder el consumo del crudo por las bajas demandas gracias a la paralización de los mercados y de las fábricas de producción por culpa del coronavirus.
Sin embargo, aparentemente es un problema para el Medio Oriente, pero realmente se podría denominar una oportunidad por parte de los países miembros de la OPEP, para frenar un poco el avance que ha tenido en los últimos años Estados Unidos como productor de petróleo, más por querer frenar una caída en los precios del crudo. Sin embargo, la negativa de Rusia por reducir la producción de barriles diarios se debió al temor de ceder mercado a los norteamericanos quienes han sido en los últimos tiempos el número uno a nivel mundial.
A pesar del descontento entre Rusia y Arabia Saudita derivando a la actual caída en los precios del crudo, existe una conveniencia en continuar con dicha relación en vista a tener una ventaja sobre los Estados Unidos, porque al invadir de petróleo a todo el mundo, abaratarían el precio como ha ocurrido actualmente, pegándoles a muchos países productores principalmente a los norteamericanos, debido a no poder en un tiempo determinado sostener los costos de producción del crudo volviéndose más caro el extraer el “oro negro” en comparación de comprarlo.
Esto ha pegado obviamente a las bolsas de valores en todo el mundo, afectando directamente a Estados Unidos, ya que en ese país el producir un barril de crudo les cuesta de 25 a 36 dólares aproximadamente, mientras en Arabia Saudita tan solo 9 dólares, con ello obligando a quebrar a muchas empresas petroleras norteamericanas quitándoles el posicionamiento mundial e imponiendo con esto el precio en el mercado. México para nada es la excepción a quien también le perjudicaría por depender tanto de la economía del país vecino como del petróleo.
Ahora con la devaluación del dólar y claro la de nuestra moneda; la débil economía mexicana tendrá un rezago en todos los aspectos, el gobierno al aportarles a la reactivación de Pemex, así como el haber registrado una pérdida de 346 mil 135 millones de pesos en el 2019, y con esta caída de precios del crudo a nivel mundial, quedará claro cómo terminará el año, sin mencionarse el rezago en las finanzas públicas debido a la proyección del presupuesto gubernamental establecida por el SAT de 49 contra 40 dólares el barril de petróleo que se encuentra actualmente, el continuar así más el cero crecimiento del año pasado, una crisis sería inminente.