Rafael Lulet / @Rafael.lulet
El supermartes de la semana pasada definió el posicionamiento del primer “entre” de los dos precandidatos a la presidencia de los Estado Unidos por los Demócratas, donde sorpresivamente Joe Biden toma el liderazgo en esta primera ronda, pero eso ya era algo previsto por el equipo de Donald Trump, es por eso que desde septiembre del año pasado él acusó de “corruptos” a los Biden, por el caso de Ucrania, tema también tocado en el impeachment implementado por el Senado en contra del actual presidente de esa nación.
Lo que sí es claro, después de la primera ronda para elegir al candidato representante de los demócratas, es que ya se tienen los únicos dos nombres, quienes lucharan por alcanzar ese nombramiento: Joe Biden con 627 delegados a su favor, mientras Bernie Sanders obtuvo 551, donde según se desprende una mayor aceptación de la comunidad afronorteamericana así como de personas de tercera edad a favor de Biden, por otro lado Sanders es apoyado en su mayoría por votantes jóvenes simpatizantes de ese partido, una población representativa a nivel general en ese país, un dato muy importante aunque no le fue suficiente para rebasar a su contrincante directo.
Todavía no hay nada escrito, debido a haber sido solo 14 Estados de ese país quienes han determinado quien les gustaría para ser su candidato de los demócratas en la carrera presidencial del 3 de noviembre, el cual se definirá hasta finales de julio, donde aún faltan 38 más los que determinarán el triunfo de la contienda interna, mientras tanto los republicanos ya tienen en carrera de hacienda a su prospecto, y es claro, el actual presidente Donald Trump, con 859 delegados de los 860 asignados a la fecha, defendiéndose hasta el momento los 3 posibles nombres para contender la silla presidencial de los Estados Unidos.
Debemos de entender que el sistema de elección de los Estados Unidos es un método totalmente diferente al nuestro, algo complicado y viejo, pero les ha funcionado por 233 años el cual se integra por un colegio electoral de 538 electores o compromisarios, cada Estado tiene un órgano como este, de donde se obtiene cierto número de delegados dependiendo de la cantidad de habitantes, dicha elección se le denomina sufragio indirecto por no ser tomando en cuenta el voto directamente de los ciudadanos, para ganar la contienda, el futuro presidente número 46 deberá de hacerlo con 270 votos, siempre y cuando logre arrebatar la reelección a Donald Trump, de lo contrario seguirá siendo el cuarenta y cincoavo mandatario al frente.
En caso de no sumar los 270 electores ninguno de los candidatos contendientes, el Congreso será quien elija al presidente y el Senado al Vicepresidente. Concebible por la duodécima enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, aprobada en 1804, esto para evitar conflictos, como podemos observar dicho sistema electoral no da pauta a alguna de incertidumbre ni mucho menos a una segunda o tercera vuelta, no será de manera directa como en México u otros países, pero es una forma funcional para ellos.
Por lo mientras la carrera presidencial de los Estados Unidos, se encuentra en suspenso, ya que a pesar de cualquier pronóstico implementado no se puede considerar asertivo por lo complejo del sistema electoral el cual se tiene en ese país, y eso se ha visto en muchas elecciones donde las sorpresas siempre se manifiestan un claro ejemplo la pasada contienda del 2016 donde resultó ganador Donald Trump a quien según las estadísticas no lo consideraban como posible triunfador, pero quien hayan entendido dicho método sabrá por qué se dio ese resultado a pesar de las encuestas de salida. Es así como los “Supermartes” dan inicio a un momento importante en la vida de esa nación vecina.