- Pide médico afectado regresar a parroquia para seguir brindando consultas a bajo costo para su comunidad
De forma abrupta, el 7 de julio de 2017, llegó el clericó a Iglesia y tomó lamentable decisión
Por Guillermo Pimentel Balderas
De acuerdo a información que es opinión pública, un sacerdote es aquel hombre que, de acuerdo a los preceptos y a los rituales de la Iglesia católica, intermedia entre los fieles y Dios. Entre las funciones del sacerdote, se encuentran la dirección y la administración de los ritos y la difusión de la palabra divina.
En tanto, el párroco, es el pastor propio de la parroquia que se le confía, y ejerce la cura pastoral de la comunidad que le está encomendada bajo la autoridad del Obispo diocesano en cuyo ministerio de Cristo ha sido llamado a participar, para que en esa misma comunidad cumpla las funciones de enseñar, santificar y regir, con la cooperación también de otros presbíteros o diáconos, para llevar el rebaño de los fieles laicos, conforme a la norma del derecho.
Su función principal –señalan las fuentes consultadas-, es dirigir y administrar la iglesia en su parroquia. El nombramiento del párroco corresponde al obispo diocesano. Puede cesar por renuncia, transcurso del tiempo fijado, privación, traslado y remoción. El párroco, posee la representación legal de la parroquia como ente y es responsable de la gestión patrimonial.
Sin embargo, los vecinos de la colonia Agrícola Pantitlán en la alcaldía de Iztacalco, donde está ubicada la parroquia “Sagrado Corazón de Jesús” -calle 5 número 235-, se preguntan ¿porqué el Padre Javier Zacarías, cerró un dispensario médico que daba un importante servicio de salud a toda una comunidad y sin ningún lucro?
Jesús Pulido Vázquez, es médico internista con una pensión de 3 mil pesos del ISSSTE, pidió al Padre Zacarías, reflexione y le permita volver a atender a sus alrededor de 150 pacientes, la mayoría de la tercera edad, a quienes les cobraba una cantidad muy simbólica por consulta y en caso de tener el medicamento, se los regalaba.
El doctor, de 59 años, exhortó al sacerdote Zacarías, que le permita regresar al dispensario médico (de 3 por 12 metros cuadrados), que a su decir, cerró de forma abrupta, al tomar posesión como párroco de la Iglesia el 7 de julio de 2017.
Todavía preocupado –porque dejo a muchos pacientes en tratamiento-, expuso que no pierde la ilusión de recuperar a sus enfermos; sin embargo, narró que apenas asumió su cargo, el P. Zacarías, cambió al personal que laboraba ahí, y a él le pidió las llaves del consultorio. “Ya contaba con poco más de 32 años de dar el servicio a la comunidad de la Agrícola Pantitlán”, comentó el galeno.
El especialista en vías digestivas y respiratorias, sostuvo que sus ingresos en dicha parroquia apenas alcanzaban para atender suficientemente a sus pacientes. Dejo en claro que nunca lucro con su actividad médica.
Indicó que su horario de atención en la parroquia era de 11:00 a 13:00 horas, y de 18:00 a 20:00 horas.
Vecinos y pacientes del doctor, consultados, solicitan a la Arquidiócesis Primada de México, su intervención para recuperar este consultorio médico.
Entrevistados por separado, coincidieron en señalar que gastan hasta 90 pesos en taxis para canalizarse hasta el otro dispensario que tiene el doctor Pulido Vázquez en el estado de México, y en muchas ocasiones les es imposible resarcir este gasto en transporte.
El P. Zacarías -de la congregación de los Diocesanos y los que se fueron son Agustinos-, había dicho que ese espacio donde todavía sigue el dispensario, sería ocupado para evangelizar; sin embargo, la parroquia tiene varios despachos y 7 habitaciones y sigue abandonado el lugar.
Asimismo, hay que reiterar que el acceso al consultorio médico es por la cerrada de Calle 5 y no intercede en los espacios internos de la Iglesia ni tampoco en las actividades eclesiásticas.
Sobre la relación con los anteriores párrocos, el galeno afectado dijo que durante 32 años hubo continuidad para brindar consultas en este inmueble, incluso con los Padres que llegaban cada tres a cuatro años a esta parroquia, cuya relación fue siempre amigable.
“Aquí (en la colonia Agrícola Pantitlán) tenía una labor comunitaria e hice una conexión con los colonos que ya me buscaban por ser un médico que les ofrecía medicamentos de patente gratis, y cercanos a sus domicilio. Además, esta labor no interfería con la función de la Iglesia, pues está ubicado en la parte externa”, recalcó.
Ya había denuncias de vecinos
Cabe señalar que este acontecimiento ya se había denunciado por parte de los vecinos y pacientes, en varios medios informativos. Entre ellos en la revista Proceso 2161 (Palabra de Lector, del 1 de abril de 2018). En ellos, se daba a conocer el injusto cierre del consultorio médico popular.
También, en noviembre de 2017, se publico en varios medios digitales que, desde el 5 de julio de este año, se dejó de dar este servicio comunitario, dejando en el interior del consultorio, muebles, instrumentos médicos y medicamentos, que no se han podido recuperar.
Destacan las reseñas del caso que, según el eclesiástico Zacarías, ese lugar sería ocupado para evangelizar; sin embargo, la Parroquia tiene varios despachos y 7 habitaciones de los cuales solo ocupan tres. Asimismo, cabe insistir, el acceso al consultorio médico es por la cerrada de Calle 5 y no intercede en los espacios internos de la Iglesia.
A pesar de los reclamos de los vecinos y pacientes, la mayoría de escasos recursos y de adultos mayores, el párroco prácticamente se lavó las manos y les sugirió tratar el asunto de inconformidad en la III Vicaria Episcopal “San Felipe de Jesús”, en Río de Guadalupe 1107 (Eje 5 Norte), colonia San Juan de Aragón, delegación Gustavo A. Madero, con teléfono 55513606, extensión 0, o de plano en el arzobispado.
Además, el párroco pidió al médico una serie de documentos como si fuera a darle trabajo. También, le refirió solicitar permiso al arzobispado porque no tiene un “contrato de estancia”.
Cabe resaltar que en esta policlínica, el médico de medicina interna (especialista en Enfermedades Respiratorias y Digestivas, egresado de la UNAM e internista del ISSSTE), Jesús Pulido Vázquez, atendía desde hace más de 30 años a mucha población de la colonia y de lugares aledaños, inclusive del estado de México, y en la mayor parte de las veces les proporcionaba los medicamentos, ya sea para iniciar el tratamiento o completo.
Los vecinos y pacientes del doctor, solicitan respetuosamente al Arzobispo, su intervención para recuperar este Consultorio Médico, que mucha falta hace, principalmente para las familias de escasos recursos económicos y para los adultos mayores, no sólo de esta colonia.