Luis Mena Pantoja 

La educación a distancia es uno de los principales retos que se ha enfrentado a nivel mundial durante la emergencia sanitaria por el SARS-CoV-2. Las instituciones educativas, los modelos de enseñanza, los docentes y el estudiantado de todos los niveles académicos jamás imaginaron que se presentaría una situación como la que se vive en la actualidad y no estaban preparados con planes, plataformas, herramientas ni capacitación digital para hacer frente a un desafío de esta magnitud.

Ante el confinamiento por la pandemia del COVID-19, las madres y los padres de familia han tenido la necesidad de asumir parte de los procesos educativos de sus hijas e hijos, y una de sus mayores preocupaciones es relativa a la calidad de la enseñanza que están recibiendo con el sistema de clases remotas, particularmente, cuando por precariedad económica tienen limitaciones para el acceso a computadoras e internet, así como hacinamiento en los hogares y mayores responsabilidades domésticas.

En este sentido, un estudio elaborado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) reveló que una tercera parte de los niños en edad escolar de todo el mundo -463 millones- no ha tenido acceso a la educación a distancia durante el cierre de las escuelas por la emergencia sanitaria.

En el caso específico de México, conforme a cifras de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información de los Hogares 2019, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, sólo el 40 por ciento de los hogares del país cuentan con una computadora.

“La gran cantidad de niños que debieron interrumpir por completo sus estudios durante meses representa una emergencia mundial en materia de educación. Las repercusiones sobre las economías y las sociedades pueden durar décadas”, señaló Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF.

Esta instancia internacional ubica a la educación como una forma de brindar estabilidad y seguridad a la niñez, ya que ayuda a implantar una rutina, a utilizar su tiempo en forma productiva, y a afrontar exitosamente los traumas, estrés y miedo que sienten a causa de la pandemia.

Por lo anterior, recomienda a las madres y los padres de familia cuidar la salud emocional de sus hijos, establecer una rutina clara y un espacio específico de estudio y no tratar de asumir el rol de maestros, sino el de acompañamiento como sus cuidadores.

La vuelta a las clases presenciales en la Ciudad de México y el Estado de México aún no se ve cercana, ya que las autoridades de la Secretaría de Educación Pública han reiterado que no se regresará a éstas hasta que exista semáforo epidemiológico verde, lo cual no sucederá pronto, ya que el número de contagios, hospitalizaciones y fallecimientos de personas por COVID-19 siguen en aumento.

En el caso de la Universidad Nacional Autónoma de México, el rector Enrique Graue Wiechers informó que no se retomarán las actividades presenciales cuando menos hasta finales del mes de marzo.