Aleinad Mina

Remedios Varo supo dibujar sus ideas, sus cuadros tienen un lenguaje simbólico que al contemplarlos puedes leer en ellos un mensaje muy claro. Quizá no era una mujer de muchas palabras, pues sus actitudes se dirigían más hacia un estado interior. Introspectivamente encontraba los elementos necesarios para configurar sus cuadros y dialogar con el mundo a través de su arte.  Sin duda, hay muchas perspectivas por las que podemos navegar por el amplio y brillante mundo de Remedios. En está ocasión vamos a explorar la visión que plasma sobre las enfermedades en su colaboración publicitaria con la farmacéutica Bayer.

La pintora española a pesar de su postura apolítica, tuvo que ser exiliada durante el régimen franquista, y en 1941 llega a México junto con su esposo el poeta Benjamin Peret. Las condiciones económicas no fueron fáciles para su situación, así que toma diversos trabajos como restauradora, diseñadora y publicista, fue el período en el que su producción personal disminuyó.

En 1946 viaja a Venezuela a encontrarse con su familia, también exiliada del franquismo. Su familia, que residía en Caracas, la contactó con el Instituto Francés de América Latina para que fuera la ilustradora científica de insectos. Fue una expedición agrícola y entomológica en el río Orinoco. Su trabajo era dibujar insectos que observaba a través de un microscopio y estos diseños fueron utilizados en una campaña de salubridad antipalúdica, aunque no se conservan sus trabajos. Paralelo a esto, Remedios Varo hizo trabajos publicitarios con la farmacéutica Bayer.

Su obra Amibiasis (1947) plasma las enfermedades parasitarias que hace referencia a los protozoos que se encuentran en las aguas contaminadas. Remedios hace un bodegón con pequeños seres humanoides que tienen guadañas, y cuchillos para representar el daño que provoca la gastroenteritis infecciosa.

En su obra Dolor reumático I (1948) y Dolor reumático II (1948) se figuran las dolencias reumáticas. El reuma no es una enfermedad, pero se liga con esta noción al dolor del aparato locomotor; en la primera obra vemos a una mujer de espaldas encadenada a una columna y con un cuchillo atravesado en su espalda, la segunda representación, es también el cuerpo una mujer en medio de una tormenta de alfileres que se le clavan mientras agoniza, el suelo en el que esta la mujer es una alfombra de púas como si fueran plantas secas con espinas gigantes.

Por último, Insomnio (1948), la que un humano saliendo de una torre alumbra con una lámpara un monstruo que cae de la noche. Bajo su mirada surrealista, la pintora encapsula el desequilibrio del cuerpo y la mente en un mundo simbólico muy claro y a la vez con una gran profundidad.

Sus obras en este período de su vida son principalmente trabajo, por eso su línea creativa no tiene motivos personales, aunque es indudable que materializa en estas figuras ideas complejas sobre el dolor, el desequilibrio del cuerpo y las emociones. La visión que Remedios Varo tiene sobre la realidad tiene un encanto muy particular cuya raíz se encuentra en los profundos misterios del alma, y este encuentro científico conserva su auténtico estilo a pesar de que no es tan irracional como el resto de sus obras.

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