En 2020, se intensificarán las disputas por los contratos colectivos de trabajo entre el viejo Sindicato Minero, de Napoleón Gómez Urrutia, y las 10 agrupaciones de la Unión Nacional de Sindicatos Minero-Metalúrgicos y Metal-Mecánicos de México (UNASIM), que agrupa nada menos que a 100 mil obreros.

Los líderes de los sindicatos de la UNASIM, Carlos Pavón, Ismael Leija Escalante, Tereso Medina y Javier Villarreal, entre otros, tienen como objetivo crearle un boquete mayor a la membresía del napismo, que empezó a reducirse a partir de que Gómez Urrutia huyó a Vancouver, Canadá y trató de manejar a su agrupación de larga distancia, entre 2006 y fines de 2018, en un intento desesperado para frenar la desbandada de mineros, pero sin muchos resultados.

La disminución en la representación gremial de Gómez Urrutia aumentó, pero sus datos son falseados, porque incluye a la Confederación Internacional de Trabajadores, que creó, pero en el que cuenta a obreros de Estados Unidos y Canadá que no tienen nada que ver con México.

Tan sólo entre 2016 y 2017, el Sindicato Minero de Gómez Urrutia perdió tres recuentos sindicales que le costó perder a casi 8 mil trabajadores que se salieron de su agrupación para irse con el Sindicato Minero Democrático, liderado por Leija Escalante, que cuenta con una afiliación de alrededor de 14 mil trabajadores, que dejaron de pagar cuotas a Napito.

A los trabajadores del Sindicato Minero Democrático, Napoleón nunca les regresó estímulos laborales por 16 millones de pesos que debió entregarles y que quedaron en las cuentas bancarias del ahora.

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