• Ya comienza a escucharse el clamor: ¡JUICIO POLÍTICO CONTRA EL PRESIDENTE!»
  • El Peje abusa de la ignorancia de un pueblo sumiso
  • México está en vilo, fragmentado, cultivo o escenario de un inminente y dramático movimiento social

 

 

BLAS A. BUENDÍA

Reportero Free Lance

filtrodedatospoliticos@gmail.com

 

La instauración de un régimen totalitario, similar al cubano, donde Castro es el dueño del pueblo esclavizado para ser manipulado al antojo de los intereses del régimen, Castro decide cómo piensa, viste, siente, habla, que come, que estudia,  que debe leer y que está prohibido leer literatura moderna dentro de un sistema dictatorial que lo prohíbe todo, es lo que le espera a México.

Si bien lo anterior se conjuga a la par de procedimientos anticonstitucionales como la implantación de un sistema de espionaje brutal, es para ejecutar una purga ciudadana en México. El exterminio transformado en sangre.

Muchos y otros peores errores se le han tolerado a este “nuevo” sistema de gobierno que es desarrollado por un aprendiz de autócrata, y el peor hipócrita que pretende implantar una Ley al muy estilo Garrote Vil en Tabasco.

Hoy –como acusan sus detractores que son millones- el gran Peje se le olvida la época corrupta que vivió cuando al ex presidente Carlos Salinas le sacó millones de dólares «por desgaste físico» para frenar sus paros locos a pozos petroleros sw Tabasco.

El Peje –afirman la vox populi- “es una vil rata descarada”, porque ya comienza a escucharse ese clamor: ¡JUICIO POLÍTICO CONTRA EL PRESIDENTE!»

López Obrador, si bien es cierto que es un asesino consumado por aquello de la historia sangrienta de haber matado a su hermano José Ramón, ahora pretende que las masas se organicen para el estallamiento de una Guerra Civil en México, ya que no solo ha cancelado el desarrollo propio de toda la nación que se halla en el desempleo y sin un sistema de salud apremiantemente adecuado, sino busca -sin chistar- atentar en contra de la libertad de expresión, y no se diga de la propia oposición inexistente en el Congreso de la Unión.

Lo cierto también es que el Peje, todo lo que “hace” es “a nombre de la revolución cubana” –no lo ha dicho abiertamente pero sus actitudes lo evidencian-. Habrá que recordar, durante su época de rebeldía juvenil, Andrés Manuel López Obrador aprendió las mañosas estrategias de guerra ideológica en Cuba, donde acudió a darse baños de cerebro para irse perfeccionando y echar a andar un sistema caduco ahora que gobierna a México; la historia universal así lo pondera.

La  Peje destreza es que, quien se oponga a “la ideología amlista”, es enemigo del socialismo y debe ser exterminado, así de ese vuelo es como quiere gobernar a un pueblo cuya idiosincrasia se ha distinguido por respetar a sus instituciones republicanas, pero la arrogancia y prepotencia del tabasqueño lo obligan a ceñirse a otras vertientes de peligro social.

La idiosincrasia de los pueblos del Caribe es muy distinta a la de los del norte de Europa; el mundo de la música, por su peculiar idiosincrasia, exige una tradición que condiciona el futuro, pero en México es todo lo contrario, es decir, el Peje busca peligrosamente emprender hacer de México un laboratorio que funcione tan igual como el stalinismo en la URSS frente a un pueblo que diariamente se muere de hambre.

Según se advierte que todo es a nombre de la su famosa Cuarta Transformación (4T), y como auténtico laboratorio figura Tabasco, un pueblo con una larga tradición de dictadura, implementada por el cacique Tomás Garrido Canabal y posteriormente por Manuel Bartlet Bautista,  padre de Manuel Bartlet Díaz, director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y ex secretario de Gobernación en la negrísima época salinista.

México se encuentra en ciernes. Primero por la cancelación del NAIM, y ahora, el proyecto Dos Bocas que es, en grandes proporciones, los peje-puentes, o sea, un cauda inagotable de recursos económicos a favor de la transformación, un negocio que tiende a ser protegido contra viento y marea.

Negocio a favor de la transformación, que ha sido declarado como modelo de explotación inviable, y por ende había sido abortado por los capitalistas mundiales,  pero ahora implica un enorme elefante blanco, a favor de la transformación, como fachada para obtener enormes dividendos económicos en favor de la causa  (transformación), que para sus murmuradores, es una sistemática deformación.

Castro y su familia son los únicos personajes predestinados para enriquecerse,  nadie absolutamente nadie más en la isla, y López Obrador busca ejecutar esa acción para amasar mega fortunas ilícitas, gracias a que llegó al poder, a crear una nueva mafia del poder con tendencias social-comunistoides, inclinadas para proteger a los barones del narcotráfico a través de la amnistía.

Maduro, nieto de Castro; Chávez, hijo de Castro, un binomio que se antoja calificarlo como marionetas de socialismo trasnochado.

Castro, es en sí para Andrés Manuel López Obrador, su gran maestro y extraordinario precursor de la 4T.

Para no variarle a las constantes pifias de una administración pública que ni siquiera se le puede llamar gobierno, es la Ley de Dominio que bien podría denominarse como una Ley de Exterminio, en materia de bienes inmuebles, un mecanismo de expropiación de bienes propiedad de los opositores, muy al estilo de la santísima inquisición.

Lo que está haciendo el Peje es abusar de la ignorancia de un pueblo sumiso, pero las masas advierten que “no hay cáncer que dure cien años”, y con este ánimo, entre las masas surgirá otro caudillo que esté a la par de Andrés Manuel para darle batalla y poder redirigir este barco que se llama México, que lejos de zozobrar o hallarse en la deriva, ya le hace agua por todos lados.

En síntesis, México está en vilo, fragmentado, cultivo o escenario de un inminente y dramático movimiento social.

 

 

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