Francisco Rodríguez

Es casi imposible no recordar a los Clampett, la familia de montañeses pobres que después de descubrir involuntariamente petróleo en sus tierras y volverse millonarios se mudan a vivir a Beverly Hills, pasando a ser parte del glamour angelino, sin abandonar sus costumbres y modales. En México se les reprodujo en la TV ñoña como Los Beverly de Peralvillo.

Es casi imposible no hacer las semejanzas y las concordancias entre una familia y otra, la de la 4T. La carcacha de los Clampett es una copia del gobierno sin empaque ni rumbo del régimen que padecemos. Y aunque hay analistas que quieren atribuir a la manera errática cómo funciona el auto destartalado con una voluntaria manera de manejar la narrativa actual, la realidad es que no.

Los modos y maneras de los Clampett pueden hacer mella por un tiempo corto entre las franjas vulnerables que no sabrían cómo actuar de otra manera, hasta que llega el momento de la realidad y todo mundo se da cuenta que todas las acciones y políticas públicas de la 4T están consolidando los cimientos de la pobreza, en lugar de luchar contra ella.

La cruda realidad, que siempre desmiente los chistoretes de cuarta, está actuando vertiginosamente contra los sistemas de seguridad, de economía popular, de salud pública y de alimentación, hasta hacer patente que ni la carcacha de los Clampett puede hacer reír a quienes sufren en carne propia los efectos de una tiranía disfrazada de sistema de bienestar.

Cuatroteros y amlovers, los nuevos ricos del petróleo

Los cuatroteros y amlovers de corazón no tienen medida. Encaramados en la carcacha ya ningún chile les raspa, se sienten los elegidos de la nueva revolución. Desde las heroicas alturas de la esquizofrenia diseñan un lienzo de hambre, desempleo, parálisis, muerte y traición. ‎Son los nuevos ricos del petróleo.

Cualquier conductor de carcachas sabe que un motor fuera de tiempo cascabelea, puede quemar los pistones y las cabezas, no arranca parejo, ni levanta, ni se estabiliza. Que cada parte del mecanismo jala a diferente ritmo, no obedece a un impulso, ni marcha apoyado en los demás.

Si en realidad lo hace, es una fuerte señal de que hay un problema. Tales comportamientos pueden ser indicios de bujías desgastadas, filtro o mangueras de combustible obstruidas, entre otras cosas. Un sonido de explosión puede ser el indicio de una detonación dentro de los cilindros del motor.

La carcacha 4T, diseñada para hacernos pobres a todos

No hay ningún cerebro maquiavélico que esté manejando los tiempos de los distractores para ocultar las fallas garrafales de la 4T. Lo que pasa simple y sencillamente es que el motor de esa carcacha no está afinado. Cada cable quiere jalar por su lado, aunque se lleve entre las patas a todos los demás.

No hay comunicación posible entre el motor y los conductores. Esta carcacha se diseñó para convertir a todos los mexicanos en pobres, para igualarlos frente al poder de decisión omnímodo, ‎las ocurrencias y las reelecciones que hicieran falta. Pensar lo contrario es otorgar el beneficio de la duda a quien no lo pide ni lo merece.

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