Más difícil que despreciar al dinero

es resistir a la tentación de hacer obras

o de transformarse uno mismo en obra.

Octavio Paz

Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez

Estimado lector, muchas gracias por su tiempo. Nos encontramos en el inicio de la fase más complicada de la emergencia sanitaria, y como ya he escrito en otras columnas, el gobierno de la 4T se ha visto rebasado por la ciudadanía, esa que en otras ocasiones ha mostrado una solidaridad única, tomando la situación en sus manos, así se mostró en el terremoto del 1985 y del 2017.

Esa unión más allá de los tintes políticos y colores de partidos -porque en el inconsciente colectivo entendemos que todos los políticos están cortados por la misma tijera-, en ese marco comenzamos a ver las muestras de solidaridad con los que menos tienen o que simplemente lo necesitan.

En plena contingencia por el COVID-19 ya hay quien se organiza para entregar despensas armadas con sus propios recursos y de donaciones hechas por los vecinos, inclusive arriesgando la propia salud, sin ningún fin, más que la satisfacción de ayudar a los otros, porque así somos lo mexicanos, lástima que estas muestras nos las demos únicamente en emergencias.

También los que van al día ponen lo que tienen, una vendedora a las afueras del metro de la Ciudad de México regala tamales y atole para aquellos que por fuerza tienen que salir de casa a buscar el sustento. Sin un falso nacionalismo o ser patrioteros, eso es lo que no valoran y explotan nuestros políticos de cuarta.

Pero también hay quien utiliza esta contingencia sanitaria para delinquir, aumentar los precios de la canasta básica y hasta para engañar a los ciudadanos. Para ellos debe haber un castigo, por lo menos social. Y para los que se organizan para saquear y robar habrá que denunciarlos, lo mismo para quienes incrementan sus precios, para eso están las instancias correspondientes, eso también es parte de ser solidarios.

Déjeme insistir en el tema. Ahí está el pueblo bueno, sin distingo de roles partidistas y con grandes virtudes como la solidaridad, por ello López Obrador debe asumirse presidente de todos y no solo de sus huestes, no solo de los que tiene ganados con sus programas sociales, inclusive es tiempo de que llame a sus adversarios al mismo bando. Ahí está el pueblo que necesita un PRESIDENTE, así en mayúsculas.

Entre Palabras

El problema no es el saludo a la mamá del “Chapo” Guzmán por parte del presidente, es el desafío que lanza a la opinión pública en plena contingencia. Decía Reyes Heroles que la “forma es fondo”, ¿se la aplicamos al presidente?

Escríbeme tus comentarios al correo electrónico suartu@gmail.com y sígueme en la cuenta de Instagram en @arturosuarez_.

Muchas gracias y hasta la próxima.

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