Es feo ser digno de castigo,
pero poco glorioso castigar.
Michel Foucault
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Estimado lector, gracias. Ya le han advertido varias veces al presidente de la República el desastre y peligro que resultaría un paro nacional de trabajadores del sector salud, y es que las protestas no paran y se multiplican por todo el país. Aunque el Gobierno Federal insiste en que los hospitales han sido dotados de los insumos suficientes, tanto para garantizar la seguridad de los trabajadores como los medicamentos para los pacientes que son tratados por COVID-19.
El gabinete de salud de la 4T no ha puesto la suficiente atención a las exigencias de quienes se están jugando la vida en el primer frente de batalla, o no han podido contenerlo, el llamado a un paro activo y escalonado se dio el pasado primero de junio, médicos, enfermeras, camilleros, laboratoristas y personal de limpieza evidenciaron el abandono del sector salud.
Cierto, para los defensores a ultranza del inquilino de Palacio Nacional, la crisis no es nueva, pero si tomaron decisiones tardías, pues la pandemia nos dio por lo menos dos meses de ventaja y llegamos a ella en la transición desordenada del Seguro Popular al INSABI, esa sí es responsabilidad de esta administración.
Me comentan dos médicos del IMSS, que antes de que llegará la actual administración si había severas carencias y estaban a la vista de trabajadores y derechohabientes, todos sabíamos que había corrupción y saqueo, pero teníamos lo necesario, ahora que llegó la 4T, pensamos que de verdad las cosas iban a cambiar y todo fue para mal, en medio de la pandemia se han olvidado de nosotros.
Alguien le está mintiendo al presidente y a los mexicanos, o son los miles que conforman el personal de salud sobre las carencias, la falta de equipo y material para su seguridad, o son las autoridades del IMSS, ISSSTE y de la Secretaría de Salud, pero no hay más. Y todas las evidencias apuntan a que son los segundos.
Los primeros han comenzado a utilizar la figura legal del amparo para que no sean asignados a hospitales que atienden COVID-19, y si ya laboran en ellos, buscan que sean retirados, nadie les puede reclamar que busquen no contagiar, ni contagiarse, no quieren perder la vida por la negligencia de las autoridades. Insisto ¿quién puede criticarles esa decisión?
Así que en pleno semáforo rojo que cae en todo el país, sería desastroso un paro nacional, sería un caos y nadie los puede culpar por querer mejor 50 mil pesos para el personal que lamentablemente fallezca, no le resuelven la vida a una familia ni mitigan el dolor. La ciudadanía tenemos que seguir cuidándonos, esa es la manera en que la sociedad podemos apoyarlos.
Ya llegará el tiempo de hacer el corte de caja, evaluar al gobierno de la 4T por su actuar, pero lo que me comentan estos médicos es que son presa de una gran decepción porque los dejo a la deriva.
Con todo y la superioridad moral que pregonan, no podrían reclamar nada los funcionarios.
Entre Palabras
Y de los contratos que Zoé Robledo adjudico a sus empresas ni una palabra, deseo que pronto se reestablezca del COVID-19, pero como dice su patrón, le cayó “como anillo al dedo”.
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Hasta la próxima.