Los pensamientos sin contenido están vacíos,
las intuiciones sin concepto son ciegas.
Immanuel Kant
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Estimado lector muchas gracias. El presidente López está enojado como nunca, fuera de sus casillas y arremete contra la prensa un día sí y otro también, quizás porque es la única oposición que encuentra para sus planes y le duele la crítica, a él le gusta el silencio y los aplausos, como bien dice los otros -los partidos políticos- están “derrotados moralmente” y ni las manos meten.
Con la novedad señor presidente que estos corajes y los “moditos” que no le gustan, los va a seguir haciendo, porque en medida en que avance su administración se irán agudizando, serán más y más profundas por las pifias que ha cometido, la crítica -buena y mala- no va a terminar por decreto, ni porque suelte a sus perros en las redes. Eso sí hay que ser autocríticos y también ser vigilantes porque la represión es una maldita tentación donde perdemos todos, y hay muchos mecanismos que no solo representa la violencia física.
Desde que López Obrador presentó a los hombres y mujeres que lo acompañarían en su sexenio, se desataron las críticas por tener en sus filas a viejos priistas y panistas de historial controvertido, eso ponía en entredicho un verdadero cambio ¿con los funcionarios de siempre?
Uno de esos impresentables es Manuel Bartlett Díaz, siempre fue cercano a Carlos Salinas de Gortari, fue acusado y puesto bajo la lupa por un posible fraude electoral en 1988, eso dicho por varios que ahora son gobierno y en el pasado lo criticaban ácidamente y ahora son sus defensores. ¿De verdad se rompió con el pasado? ¿De verdad son diferentes?
Ahora que se ha dado a conocer la adjudicación directa a una empresa del hijo de Bartlett, la venta en sobreprecio en respiradores en plena pandemia, y otros 7 contratos millonarios que tendrían con varias dependencias, se debe aclarar si fue a partir de prácticas honestas o de tráfico de influencias. Y para citar al tabasqueño: “puede ser legal, pero no es moral”.
Eso es lo que le molesta al presidente que no haya silencio, que no se pase por alto lo que es de interés periodístico, y se trata de ser transparentes una bandera más en la que se han envuelto pero que les disgusta mucho.
López Obrador, según las encuestas ha caído en la aceptación de los ciudadanos, un tema que tanto le preocupa. Por eso pregunto ¿Vale la pena defender a estos personajes?
Entre Palabras
Felipe Calderón sigue fingiendo que no sabía nada de los nexos de su hombre más cercano, Genaro García Luna. ¿Le creemos su ingenuidad?
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Gracias y hasta la próxima.