Claudia Luna Palencia
Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), habla de daños “inconmensurables” dejados como lastre por el coronavirus no solo en costo de vidas humanas sino en debacle económica.
La estrategia pasa por lo mismo conocido de siempre, la receta de toda la vida cuando una economía queda cimbrada y hay que evitar su quiebra: empréstitos, subsidios, ayudas, rescates con programas de reformas incluidos y en muchos casos subida de impuestos.
Sufre la microeconomía, pero también lo hace la macroeconomía, la pandemia del SARS-CoV-2 ha creado la tormenta perfecta poniendo a los gobernantes y a las autoridades sanitarias ante el dilema de la bolsa o la vida.
Si ésta es la primera “ola de coronavirus” en vísperas de la ansiada vacuna, el salvamento es inminente para varias economías ante las puertas del FMI; de hecho, el organismo anunció que cuenta con 50 mil millones de dólares a través de sus servicios financieros de emergencia “para países de bajos ingresos y mercados emergentes” amenazados por el coronavirus.
También está disponible la Línea de Crédito Flexible (LCF) creada desde marzo de 2009 como un mecanismo para prevenir crisis, los desembolsos “no se hacen en fases ni están condicionados al cumplimiento de metas de política económica” como acontecen en los programas de toda la vida del FMI.
Hasta el momento, hay 80 países de varias partes del mundo solicitando créditos del FMI, por ejemplo, vía LCF Perú pidió 11 mil millones de dólares y Chile 23 mil 930 millones de dólares; mientras que Sudáfrica ha solicitado por la vía de emergencia 3 mil 939.1 millones de dólares lo mismo que Costa Rica un total de 508 millones de dólares.
A COLACIÓN
El golpe económico de la pandemia, si bien es casi generalizado, no es desde luego homogéneo, los países emergentes y de bajos ingresos están además padeciendo una salida de capitales.
De acuerdo con el organismo, desde el inicio de la pandemia han salido 83 mil millones de dólares de los mercados emergentes se trata “de la mayor salida de capitales jamás registrada”.
Ante las necesidades de liquidez de la economía mundial, el FMI comunicó que están preparados para desplegar la totalidad de su capacidad prestable por un billón de dólares.
La esperanza palpita porque la caída del PIB global de este año tenga una recuperación en forma de una uve, es decir, una rápida recuperación en 2021; a decir verdad, es solo una percepción.
El FMI estima que la economía mundial caerá 4.9% este año y afectará primordialmente a los veinte países ejes del crecimiento: China se contraerá 1%, todas las demás padecerán serios desplomes: EU -8%; Alemania -7.8%; Reino Unido -10.2%; Japón -5.8%; España e Italia caerán -12.8%, respectivamente; Francia -12.5%; Brasil -9.1%; México -10.5%; Canadá -8.4%, Rusia -6.6% y hasta India que este año tenía pronósticos de crecer por encima del 7% para superar el PIB de China estimado entre el 6.1% y 6.3% tendrá una contracción del -4.5 por ciento.
Por regiones, América Latina y el Caribe, su PIB descenderá -9.4%; Asia central y Medio Oriente caerá -4.7% y las economías asiáticas emergentes de Asia lo harán -0.8%; la parte de África subsahariana bajará -3.2% en cambio la zona euro experimentará una caída económica del -10.2 por ciento.
La macroeconomía en depresión y la microeconomía bastante constreñida, el mayor tejido empresarial generador de empleo es el basamento de las micro, pequeñas y medianas empresas, en la actualidad padeciendo lo indecible; la destrucción de empleo, así como el incremento en los niveles de endeudamiento de los países son los dos factores de mayor preocupación.