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Por: Marco Antonio Ortiz Salas*

En los últimos años, la proliferación de organizaciones campesinas, algunas de evidente corte clientelar y subordinadas al partido político en el poder, hacía difícil diferenciar a las que no estaban bajo el control del Estado.

La llegada a la Presidencia de la República de Andrés Manuel López Obrador y su compromiso de terminar con la corrupción en todos los niveles de la administración pública implicaba, en el sector campesino, el fin del corporativismo que sólo sirvió para legitimar políticas públicas que abrieron la puerta al modelo neoliberal, a partir de la firma del TLCAN y la reforma al artículo 27 constitucional que terminó con la propiedad social de la tierra.

No queremos más organizaciones que lucran con las necesidades de hombres y mujeres del campo, pero tampoco que se catalogue por igual a las que hemos acreditado con suficiente solvencia moral que podemos participar de manera organizada en la transformación social y productiva que el campo de México requiere.

En la Coalición de Organizaciones Democráticas, Urbanas y Campesinas, (CODUC), como integrantes del Frente Auténtico del Campo se denunciaron a los circuitos de corrupción en las dependencias del sector agropecuario que impedían la llegada de los recursos a los pequeños productores.

El neoliberalismo imperante privilegió a las grandes empresas exportadoras y dejó fuera de los apoyos a ejidatarios y comuneros con parcelas de menos de 10 hectáreas. Los recursos públicos se dilapidaron en subsidiar a empresas como Sabritas, Bimbo, Cargill, Sukarne, Maseca y las organizadas en el Consejo Nacional Agropecuario, que diversificaron sus mercados e hicieron crecer exorbitantemente sus ganancias a expensas de los campesinos que vieron cómo se incrementaba su pobreza.

En marchas, movilizaciones, foros públicos se hizo público el saqueo de la riqueza rural y el contubernio de funcionarios públicos. Acreditamos nuestra capacidad de movilización para exigir la reorientación de las políticas públicas, la derogación del capítulo agropecuario del TLCAN y mayores apoyos para quienes menos tienen en el campo.

La Coalición de Organizaciones Democráticas Urbanas y Campesinas (Coduc) es una organización independiente que, desde hace más de 40 años, reivindicó su condición de fuerza clasista, de izquierda, para luchar de manera sistemática por reivindicar los derechos de los campesinos y de los trabajadores del campo y la ciudad.

Nunca ha vivido de los presupuestos públicos ni ha aceptado subordinar la lucha por compartir espacios de poder.  En ese sentido, se apoya el compromiso moral por la transparencia en el manejo de los recursos que manejan las organizaciones sociales.

Así, desde esa organización, se pugna por el cumplimiento irrestricto a las reglas de operación de los programas institucionales de apoyo al campo nos da la autoridad moral para reclamar que cese la estigmatización de todas las organizaciones campesinas y se diferencie entre las que trabajan con un propósito y vocación social y las que, de manera oportunista, se suben al carro del poder para aumentar las canonjías de sus líderes.

Marco Antonio Ortiz Salas*

Secretario general de la CODUC

(TOMADO DE POLÍTICOS AL DESNUDO)

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