Un embrión es un ser vivo

Abortarlo es matarlo

Tal vez el camino para evitar los 200 mil abortos sería actuar con responsabilidad e información

Miguel Ángel Rocha Valencia

Más allá de la discusión de si se debe o no penalizar a las mujeres que abortan, debemos pensar en que la práctica sexual debe ser responsable, consciente de las posibles consecuencias si no se toman las precauciones debidas.

En otros tiempos, el embarazo no deseado forzó el matrimonio de miles de parejas en edades tempranas, ya fuera porque el aborto se consideraba pecado o simplemente porque era delito y encontrar un “espanta cigüeñas” era difícil y costoso. A más de un galeno practicante de legrados, le costó cárcel o el pago de fuertes multas.

El caso es que, en aquellos tiempos, especialmente los jóvenes, algunos aún niños debían asumir “su responsabilidad”.

Hoy, gracias a la liberalización de la norma jurídica y al cambio mental respecto a la norma moral, hacemos con nuestro cuerpo lo que queremos, para eso, afirman los “avanzados” somos libres de decidir. A ese concepto sólo habría que agregarle que está bien hacer uso de la libertad, pero con responsabilidad.

Los humanos tienen la capacidad de raciocinio, medir consecuencias o hacerse de recursos para evitar lo que no quieren, los “daños colaterales” como el embarazo, pero somos los únicos seres vivos que tenemos relaciones sexuales con fines placenteros, no necesariamente reproductivos como ocurre con los animales.

Pero además en esa búsqueda de placer o de ampliar libertades, se han encontrado muchos mecanismos más allá del llamado “ritmo” menstrual, las pastillas anticonceptivas, del día después o los condones.

De hecho, cuando una mujer se embaraza, es porque no tomó las precauciones debidas, ya sea con su pareja o simplemente ella sola en el ejercicio de su libertad corporal. El varón debe estar consciente de esa responsabilidad y saber que, si no se toman medidas, puede haber consecuencias más allá del placer y que no se vale evadirlas con un simple “abortamos y ya”.

Esto último es lo que ha dado pie a un incremento en los abortos. Van 205 mil, en la CDMX desde 2007 a la fecha.

Porque de otra manera, el tema, ya no es de responsabilidad, sino de libertad y para ello en necesario contar con la información debida para evitar, si no se quiere, un embarazo y de esa manera ejercer libremente la actividad sexual.

Hasta ahí estaríamos todos de acuerdo. El problema es cuando surge el embarazo y queremos deshacernos de él, porque a final de cuentas se trata de un ser vivo, viable o no, pero que debe contar con la protección de la ley. Si hasta los animales son protegidos, por qué no un embrión.

La discusión crece cuando para unos cuando ese embrión puede considerarse un sujeto protegido por la ley. Se marcan semanas para para permitir un aborto legal. Pero en el fondo ya es un ser vivo con derechos, el principal de ellos, a vivir; extirparlo significa matarlo. Ahí no hay duda.

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