Prolongar el poder
+Tendencia morenista al agandalle, ellos la sufrieron, se les puede revertir
Miguel A. Rocha Valencia
Van dos intentos de agandalle, por prolongar los períodos de poder establecidos en la Ley; en uno, pesó más el costo político que significaba a estas alturas de la actual administración; el otro sigue vivo, y ambos son focos de alerta que confirman una intención de alargar, hasta donde sea posible, la permanencia en el gobierno.
Recuerdo disputas para alcanzar acuerdos y que algunas quedaron en imposiciones, pero no que después de alcanzar compromisos intentaran violarse y menos que se violaran o reformaran leyes en acciones de coyuntura.
De todos modos, a pesar del costo político, insiste la mayoría de Morena en legislar para que la mayoría en la Cámara de Diputados, y seguramente harán lo propio en congresos locales y hasta en el Senado, permanezca más tiempo al frente de los órganos de gobierno de los colegios legislativos y por ende en organismos y comisiones clave.
Sí, aunque Porfirio Muñoz Ledo reculó y dice que no se mantendrá más tiempo en la mesa directiva de la cámara de Diputados, las huestes morenistas coordinadas por Mario Delgado, insisten en cambiar la ley para asegurarse la mitad del período de la actual, y si puede en subsecuentes legislaturas.
Entonces, no sólo se trata de una acción de Muñoz Ledo, sino de una tendencia de los morenistas, como un reflejo de lo que ocurre en Baja California, donde si no hay una contra orden de la Suprema Corte de Justicia, el actual gobernador electo mandatará cinco años en vez de dos años, periodo para el cual fueron los recientes comicios.
Esto, confirma que si hay la intención de prolongar mandatos, aunque se haya firmado en un papel y ante notario que no lo harán. Nada por encima de la Ley, dice AMLO en sus mañaneras, pero para eso tiene un Congreso afín, para modificarla y en todo caso, recurrir a la proclama popular, a la consulta pública, a lo que afirman, es la democracia directa; entonces no sería reelección sino exigencia de la “mayoría” que a mano alzada pediría al Mesías que siga sacrificándose por la patria, por los pobres.
Pero no deben olvidar que lo que hoy hagan, se puede convertir mañana en su castigo. Quien abrió los cauces para la participación de mayorías, fueron aquéllos que parafraseaban a Maquiavelo en tiempos del López Obrador y Muñoz Ledo priistas: “El poder no se comparte”.
Aquéllos compartieron y las minorías se hicieron mayoría; sacaron del poder a quienes los hacían menos y hoy pagan su apertura democrática, claro, aderezados por un rechazo, cansancio y enojo popular por sus excesos.
Es decir, la rueda de la fortuna da vueltas, lenta o rápidamente y lo que hoy es bueno para ellos, puede serlo para los otros. Así es la vida, así es la política. Después, no se quejen.