Comunicadores o sicarios

*Desde Palacio se instruye el linchamiento a periodistas

Miguel A. Rocha Valencia

La vedad no sé quién sea el tal Luis Bravo Navarro, pero de periodista poco o nada se le conoce; lo mejor que le ocurrió en la vida es ser poblano y “cuate” de Manuel Bartlett Díaz, director de la CFE, ex gobernador, ex senador, ex priista y ex muchas cosas más, incluyendo la sospecha de dejar caer “el sistema” en las elecciones que ganó Carlos Salinas de Gortari y titular de Gobernación cuando asesinaron a Manuel Buendía.

Algunos le colocaban el prefijo Herr, para acentuar su carácter duro y toma de decisiones sin medir consecuencias dada la impunidad que lo ha revestido durante tantos años, desde su formación política al lado de Carlos Madrazo y de su paisano Gustavo Díaz Ordaz, sí, el del 68.

Hoy Manuel Bartlett está bajo investigación por no declarar bienes de sus allegados, incluyendo a su actual consorte, razón por la cual seguramente montó en cólera y contagió a su equipo de colaboradores, que por cierto, ganan muy bien pues al salario agregan algunas “conquistas” que se disfrazan.

Entre ellos está don Luis Bravo quien según Google, fue reportero, conductor de  tv, no sé qué más, en Puebla y jefe de prensa de Bartlett en el Senado, pero de ahí, no más, como ocurre con los neo comunicadores o periodistas nacidos al abrigo de lo que es hoy Morena, que se identifican por su lenguaje agresivo, ofensivo, sin medir ni respetar nada.

Esa es la característica a la cual se suma un espíritu de linchamiento hacia quienes tienen punto de vista diferente al de ellos, así como lo mandata el gurú que todos los días, desde Palacio Nacional destruye o calumnia a alguien o acusa a medios y periodistas de conservadores, fifís o corruptos.

Si de eso se tratara, muchos de los que van a esas conferencias y hasta los que hablan, escupen para arriba; se olvidan de sus orígenes y cómo llegaron a donde están. Como diría el clásico: el burro hablando de orejas.

El caso es que Don Bravo Navarro no se midió y acusó de sicario del periodismo a Carlos Loret de Mola, por el hecho de ventilar la presunta riqueza del impoluto ex priista Manuel Bartlett. También ofendió a otros analistas por lo mismo. Como si él tuviera la estatura para ello y lo peor, utilizando canales oficiales.

No se trata de si a Loret de Mola lo corrieron o no de Televisa por así convenir a la empresa o porque sólo lo ven unos cuantos miles en redes sociales, sino que es un periodista que ha mostrado congruencia, como muchos de quienes hacemos análisis y tenemos una visión distinta a los voceros oficial actuales, empezado por el jefe del Ejecutivo.

Somos periodistas y es lamentable que alguien trate de justificar las agresiones, incluyendo del mismo gremio, que ya de por sí pasa por momentos difíciles gracias al desempleo y al recorte de, como dicen algunos “chayotes”, cuando de lo que se trata es de la publicidad oficial, de la cual viven los medios y muchos tundemáquinas independientes, sin trabajo, que se rifan tecleando para lograr el sustento o simplemente decir su verdad.

No se vale que a periodistas o medios nos ofendan, que nos confronten, como sucede con la sociedad en general; eso no es sano y los de la cuarta llevarán la penitencia en el pecado si siguen esa ruta. Al tiempo.

Por ello ¡Gracias señor presidente!

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