/ Justificaciones demagógicas
• A un año, el mismo discurso, no se asumen responsabilidades y estamos peor
Miguel A. Rocha Valencia
Más allá de que el presidente López otorgara su bendición a las redes sociales con las cuales mantuvo una campaña de años y hoy critica, o satanice a los medios que en su momento lo ayudaron al denunciar las corruptelas de regímenes anteriores, está la incapacidad manifiesta de su administración para contener violencia-delincuencia y llevar por buen rumbo las finanzas del país.
Mediante el gastado discurso que se convirtió en vil demagogia, donde el combate a la corrupción, que por decreto suyo, ya se fue, pretende justificar todo lo mal hecho o las omisiones y mentiras de su administración.
Con un Congreso a modo que todo le autoriza por las buenas o mayoriteo, se hizo el traje a la medida, pero la promesa de cumplir una vez ascendido al trono de Palacio Nacional, se posterga siempre bajo el mismo argumento, agregando rivales o adversarios sin nombre ni apellido, como los molinos de viento del Quijote.
De tal suerte que la 4T es sólo un enunciado, sin cuadratura ni definiciones que se cuelga como en los tiempos del prianato, en la demagogia del discurso en torno a los pobres, corrupción y violencia, pero sin que nada de eso cambie y sí por el contrario, nos marque un retroceso.
Los mexicanos, la conciencia colectiva se siente traicionada por todos; su esperanza languidece como lo hizo cuando dio oportunidad al PAN, no funcionó, regresó al PRI y hoy, duda en torno al voto por Morena por más que su místico patriarca se esfuerce en purificarse despojándose de pecados y con frases fariséicas afirme no ser como los demás.
Y a la mejor no es como “los otros”, pero en su ignorancia, tozudez o desquite, asume posiciones autoritarias: “Me canso ganso”, “porque yo lo digo”, “porque somos distintos”.
Así no se gobierna a un país y menos con mentiras que justifiquen decisiones de gobierno como la cancelación del NAIM, la construcción en el lugar menos deseable de una refinería; la agresión al medio ambiente con un Tren Maya o la entrega de parte de la soberanía territorial con la Guardia Nacional para servir a caprichos de otro país.
Ni hablar de sospechosas actitudes frente a los criminales, ante los migrantes o las raterías visibles de quienes saquearon al país, a quienes prometió castigar y hoy vagan por el mundo presumiendo riquezas mal habidas, mientras todo eso se justifica con un paz y amor, no agresión, fin a la guerra y demás retórica justificante.
No hay castigo, la corrupción se transformó en impunidad para toda la mafia que usó el poder para su beneficio; no se castiga a criminales, es más, ni se les persigue, a grado tal que desde el norte le ofrecen ayuda para cumplir con su responsabilidad.
Y frente a ello, hay que hacer escandalitos, armar acusaciones permanentes a los enemigos de la patria que no coinciden con él, contra los periodistas que sí ven realidades y son “desmentidos” con “otros números”.
Crecimiento cero y caída de la industria; más asesinatos, secuestros y… mucha felicidad.

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