Niños y mujeres violentadas,
a merced de depredadores
*Cierre de estancias y refugios, aumentará agresión contra menores y féminas



Miguel A. Rocha Valencia
En verdad que el presidente del “pueblo sabio” no escucha. Juega con la vida e integridad de niños, mujeres agredidas y en situación de riesgo. Prefiere darles limosna que instituciones donde aprendan, los cuiden y los mantengan a salvo.
El tema, presidente López Obrador, no es de dinero ni de corrupción, sino de salvaguarda a la integridad física, “moral” como él dice, y mental de miles de niños y mujeres que hoy, aunque no lo quiera reconocer, están protegidos por organizaciones de la sociedad civil, que debieron surgir ante la incapacidad del Estado para atenderlos.
En todo caso, si como afirma el presidente del “pueblo bueno” existen los vicios pues que se extirpen, se “purifique” (en sus palabras) esos organismos, pero no que se extingan hasta que surjan otros eficientes y pulcros para cumplir con la misión.
Dice que ya no hay marcha atrás en su decisión de dar el dinero a las mujeres desesperadas, agredidas en vez de apoyar a los refugios donde podían llegar y recibir techo junto con sus hijos, auxilio legal, protección contra agresiones.
¿No se da cuenta que ahora esas mujeres y sus hijos correrán más riesgo? Los depredadores llamados paridos, parejas, padrastros o padrotes las agredirán más para quitarles la limosna que pretende otorgar López Obrador a través de la secretaría de Gobernación. Es más, las van a mandar a recoger el dinero con la amenaza de más golpes y humillaciones, así como agresiones en contra de los infantes.
Mujeres y niños no tendrán un refugio seguro, aunque se fueran a un hotel, serán perseguidos y ni quien los auxilie de manera legal, sicológica y física.
Lo mismo que en las estancias infantiles. Se olvida el “Peje” que precisamente en el hogar, con los parientes es donde los niños son más agredidos. La pederastia se ejerce más ahí, en casa, donde la madre tendrá que dejar a sus pequeños para ir a laborar.
Nuevamente los depredadores sexuales tendrán a las presas más cerca; son 300 mil pequeños que correrán riesgos de accidentes o agresiones en vez de aprender, convivir, encontrar un sitio para desarrollarse en comunidad y estimular sus mentes positivamente.
Son madres, educadores, abogados y demás profesionales que le dicen a López que está equivocado, pero como ya dijo “no habrá marcha atrás”.
Y mientras dice, “estamos estudiando los nuevos mecanismos” pero no hay soluciones alternas. Así pasó con el huachicoleo, el desabasto de combustibles, y ahí están los 133 muertos de Tlahuelilpan, que son más que los 43 de Ayotzinapan y que ya se contabilizan en su administración.