Corrupción, culpable de todo, hasta de que Morena esté en el poder
Miguel A. Rocha Valencia
Para colmo, el petróleo bajó de los 60 dólares por cada 160 litros, es decir Pemex, México, tendrá menos ingresos y ni modo que se culpe a la corrupción de ello. Como tampoco se puede acusar de la baja en la expectativa de crecimiento del PIB a ese fenómeno, pero sí se podría responsabilizar a un mal manejo de la economía por parte de quienes hoy son gobierno.
Porque la desconfianza de los inversionistas nacionales y extranjeros, no se deriva de la corrupción, sino de acciones del Ejecutivo, ya sea por cerrar el paso al NAIM, las acusaciones hacia empresarios, cancelación de contratos de todo tipo y la ausencia de una política cierta en materia de infraestructura, donde priva la asignación directa, no la licitación, o esta última por invitación cerrada.
Pero además, se habla de montos “apartados” o asignados de un presupuesto que dejó de ser ley y que el titular Ejecutivo maneja con total discrecionalidad, aduciendo corrupción prácticamente en toda la estructura de gobierno, en las instituciones, nadie se salva, realiza juicios sumarios que sólo son prerrogativa de él, ya se lo prohibió a los medios.
Esto que en términos legales se llama subejercicio, como el que ocurre en el sector salud, al igual que lo destinado a inversión en infraestructura, impide que muchas empresas “caminen”, con resultados más desastrosos que la misma corrupción. No hay movilidad económica y los negocios quiebran, generando a su vez, desempleo.
La corrupción debe combatirse de eso no hay duda, pero no detener la actividad económica bajo ese pretexto, porque daña más a quienes se busca proteger del problema, a los mexicanos de a pie. Por ejemplo, en el sector público ya se dijo que serán más de 120 mil los afectados por despidos y ajustes salariales, son familias enteras que de algo tendrán que vivir.
Porque además de la ausencia de empleo, se quedan sin prestaciones sociales como la salud o vivienda; no generan economía, se acumulan en la informalidad, porque enfrente, la iniciativa privada también acusada de corrupta, no genera plazas.
El tema se complica al paso de los días, semanas y meses; el discurso sigue siendo el mismo de campaña: la corrupción como culpable de todo, hasta de que Morena gobierne, y si para cambiar hay que destruir, que nos avisen para prepararnos porque la medicina puede resultar peor que la enfermedad.
Insisto, destruir una economía puede resultar fácil, pero reconstruirla, cuesta mucho en lo social y financiero.
Cualquiera que sea el caso cobrará víctimas y como sucede siempre, no serán quienes toman las decisiones, eso es seguro.