- Dinero presupuestal para todo; cae inversión y calificación de deuda
Miguel A. Rocha Valencia
El horno financiero del país, no está como para persecuciones y amenazas; por el contrario, un endurecimiento y complicación de los temas tributarios, podría incidir en una disminución de la inversión privada y en la calificación de crecimiento.
Si eso ocurre, adiós la expectativa de crecimiento que ya es menor del uno por ciento y desde luego, se impactará la calificación crediticia privada internacional, que ya de por sí, cayó en 17 por ciento durante 2019.
Son cifras de los expertos con las que no se puede jugar, como tampoco con la inseguridad que vive el país, pues esto también le pega a la economía, es generadora de pobreza y de muertos.
Son casos donde el amor y paz, los abrazos y no balazos, no cuentan, ya que se trata de políticas públicas que pegan en el bolsillo, incluyendo la inseguridad.
Por lo pronto, las expectativas de crecimiento bajaron al 0.9 por ciento, de acuerdo con el Bank of America, el cual advierte que el 78 por ciento de los súper empresarios entrevistados, desconfían de las políticas de AMLO y, por lo tanto, no invertirían.
Consecuente con ello, un estudio de Banorte-Ixe, revela que la compra de deuda gubernamental por parte de inversionistas privados para financiar obras públicas, cayó 17.9 por ciento el año pasado y que, de continuar las mismas condiciones de desconfianza, el problema se puede agravar.
Por ello, resulta muy importante que el gobierno de la Cuarta tome en cuenta la advertencia de Coparmex en el sentido de que el gobierno debe dejar el terrorismo fiscal, ya que “las amenazas, paralizan la inversión”.
Es decir que, en las actuales condiciones, si se insiste en financiar proyectos con “ahorros” y a fondo perdido, en vez de aplicar la ley presupuestal, la incertidumbre crecerá y con ello, el grado de inversión internacional, se irá a la baja, de acuerdo con el análisis del sindicato patronal.
La nota soberana de México, dice el Bank of America, caerá hacia el segundo semestre.
Por lo pronto, los empresarios que incluso han ofrecido invertir, se mantienen a la expectativa. A ellos no les preocupa que los macro proyectos de la actual administración no sean viables, sino la recuperación de la inversión y la utilidad correspondiente.
Por cierto, dado que el TUA del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México ya está comprometido para pagar la deuda del frustrado aeropuerto de Texcoco, el de Santa Lucía se hará con dinero fiscal, ya que de la iniciativa privada son pocos quienes comprometen su dinero en el proyecto que económicamente no ven viable.
Esto también rebota en el AICM, cuyo mantenimiento y ampliaciones se harán con dinero presupuestal, pues el TUA, como se dijo, está comprometido para amortizar deuda y sus intereses, es decir entre 120 mil y 130 mil millones de pesos.