• Periodistas, medios, empresarios, la mafia en el poder y neoliberales responsables de debacle 

Miguel A. Rocha Valencia 

En la actual lógica presidencial, los culpables de los más de 100 mil muertos de Covid-19, los 63 mil asesinados en su administración, de su decisión por inundar a los pobres de Tabasco y que no haya dinero para seguir regalando, son los medios, periodistas críticos, gobiernos del pasado y hasta las mismas víctimas por ser gordas o estar enfermas. 

La debacle económica que sufrimos los mexicanos, el aumento de pobres y desempleados desde que la 4T con su profeta al frente asumió el poder, es culpa del neoliberalismo, la mafia en el poder (la que se fue, obvio) y, otra vez, los críticos. 

De la corrupción comprobada de muchos de sus cercanos, incluyendo hijos, hermanos, cuñadas, nueras y funcionarios del primer círculo, la culpa es de sus enemigos, de los opositores de la Cuarta y de uno que otro “pasquín inmundo”.  

También por ello, la corrupción, López se llevó el dinero de los fideicomisos, de los medicamentos incluyendo los oncológicos, desapareció las guarderías infantiles, los refugios para mujeres agredidas y su defensoría, además de que, por culpa de los conservadores, corrió a cerca de medio millón de burócratas y a los que quedaron les quitó “conquistas laborales” y a muchos les decretó ilegalmente, amputarles el aguinaldo. 

Ni hablar, por culpa de los corruptos y de los medios que los protegen, el mesías macuspano o mejor dicho macuspanense, debió cancelar la obra más importante del país en este siglo y con ello espantar la inversión extranjera directa que continúa a la baja y presenta un desplome del 9.9 por ciento en relación al año pasado, cuando ya se había caído siete por ciento.  

El tercer trimestre fue el más débil con solo dos mil 482 millones de dólares ingresados. Desde agosto pasado, México salió del Índice de Confianza de la Inversión Extranjera que elabora A.T. Kearney, que agrupa a 25 países.  

En el grupo México aparecía en el número 25 el año pasado y antes de la presente administración donde la cancelación del NAIM fue el parteaguas, nuestro país estaba en el top 10 junto con China e India como las únicas economías emergentes ranqueadas. Hoy, ya no figuramos. 

Simultáneamente, inversionistas extranjeros han liquidado el equivalente a más de 15 mil millones de dólares en bonos de deuda mexicana. En marzo pasado se dio la mayor salida con cerca de 166 mil millones de pesos. Claro, todo por culpa de los periodistas tanto de México como Estados Unidos y Gran Bretaña que se empeñan en criticar la extraordinaria administración del mesías tropical. 

Consecuencia de esa caída en la inversión nacional y extranjera y el pleito que trae el pontífice de Palacio Nacional contra empresarios, es el desplome de la economía, más muertos por enfermedades distintas a Covid-19 por no ser atendidos y lo que seguramente le dará mucho gusto al tlatoani olmeca, crecimiento exponencial de la pobreza. 

Ahora sabemos por qué “primero los pobres” y porque lo de “anillo al dedo” de la pandemia parafraseado por la ínclita y servil Irma Eréndira Sandoval. Sin ellos no tendría justificación la Cuarta, ni podría vivir el profeta tabasqueño. Sin ellos se acabaría su razón de ser. 

Por eso para él y su feligresía deben ser buenas noticias que el agua volverá a inundar a los pobres de Tabasco y que el Coneval agregue el apartado de “pobreza laboral” a su informe, sobre cuando si apunta que las personas que tienen un ingreso laboral inferior al valor de la canasta alimentaria aumentaron de 35.7 por ciento a 44.5 por ciento entre el primero y el tercer trimestre de este año. 

Y más si se precisa que esa caída se debe a una baja en el ingreso laboral real, sobre todo por efecto de la pérdida de ocupaciones y empleos. Estará feliz el tlatoani al saber que hay un porcentaje más alto de personas en condición de pobreza laboral y que la desocupación y subocupación, alcanza a cada vez más mexicanos, con un incremento real en la informalidad. 

Todavía habrá más ya que una vez más con el pretexto de que los pobres son explotados, meterles mano a las contrataciones outsourcing traerá consecuencias, incluso para el gobierno donde no podrán contratar personal sin darles las garantías de que hoy carecen miles de empleados que bajo esa modalidad laboran en seguridad, limpieza y servicios, sin prestación alguna. 

Van dos años y aún falta lo peor, por eso hay que castigar a los que se fueron, satanizar a los críticos y encontrar culpables de la debacle nacional, de las decenas de miles de muertos, que no serán responsabilidad de la incapacidad, ignorancia, rapacidad, necedad ni venganza de los personeros de la actual administración.