• Sin políticas contra inseguridad, López llama a respetar derechos de criminales

Miguel A. Rocha Valencia

El señor López rechaza, le fastidia y enoja hablar sobre política de combate al crimen, es más, su idea de amor y paz con la delincuencia, llega al extremo de instruir a la Guardia Nacional a respetar los derechos humanos de quienes secuestran, asesinan, roban, lesionan o trafican con personas, drogas y armas.

Más se enerva cuando le insisten en una estrategia que detenga la creciente ola de asesinatos, especialmente de mujeres, niñas y adultas. Se enoja, porque simplemente no tiene idea de qué se trata, ni qué hacer.

Por eso sus respuestas tan desafortunadas, con las cuales muestra un alto nivel de estulticia, ignorancia, lo mismo que en el tema de los medicamentos para niños con cáncer a quienes pide esperar ¡10 meses! Para regularizar el suministro de medicamentos. Para entonces, algunos de esos infantes, si no se consigue por la vía privada el tratamiento, habrán fallecido o su precaria existencia será un infierno.

Muestra López que teníamos razón: nunca lo acusamos de ratero; lo consideramos un peligro para México, por su afán protagónico, de asumir el poder por el poder mismo, pero sin las capacidades mínimas para gobernar un país. Lo mismo dijimos de Enrique Peña Nieto, y nadie nos creyó, hasta pasado el sexenio.

Los extremos de esa ignorancia que para algunos es evidente, así como su cortedad de lenguaje, se alcanzaron cuando en un arranque pide a la Guardia Nacional respetar los derechos humanos de criminales. «Los delincuentes son seres humanos que merecen, también nuestro respeto, el uso de la fuerza tiene límites y básicamente es para la legítima defensa».

Lo hace justo cuando estaba abierta la discusión, la indignación por el asesinato de mujeres, que se remata con el descubrimiento de los restos sin vida de una niña de siete años, sacrificada y violentada de manera bestial.

Peor aún, cuando se le cuestiona acerca del tema, lo desestima porque en su agenda tiene prioridad la fraudulenta no rifa del avión presidencial y el pase de charola a empresarios.

Si eso no es criminal, entonces por lo menos nos muestra una carencia de sensibilidad, ignorancia para jerarquizar los temas que le importan a la sociedad: Seguridad en su modalidad de combate al crimen, donde se incluyen feminicidios, abasto de medicinas y el creciente deterioro de la economía.

El enojo de López sólo se explica por una incapacidad para sopesar y atender los grandes temas nacionales, deficiencia que cubre con autoritarismo y necedad de marcar la agenda pública del país, mientras que afuera de Palacio Nacional, la indignación se materializa con gritos, pintas, indignación, miedo y una certeza de que la Cuarta, es efectivamente de cuarta.

¡Gracias señor Presidente!

 

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