- Enfermos que llegan al IMSS o ISSSTE mueren por falta de atención
Miguel A. Rocha Valencia
Justo cuando llegamos a los 10 mil fallecimientos por COVID-19 y superamos los 90 mil infectados “oficiales”, se le ocurre al presidente López reactivar sus giras por el país, pero no para supervisar la lucha contra la pandemia, sino para dar banderazos a obras que pudieron postergarse y concentrar los recursos en los servicios de salud.
Esto es que mientras López presume “sus” obras, a cientos de mexicanos los dejan morir en el sistema nacional de salud porque no cuentan con los insumos, equipos y personal necesarios para salvar a enfermos en estado crítico. Por eso son las manifestaciones, por eso el enojo de los servidores de la salud que se deben rifar sin lo necesario.
Es doloroso, nos dicen médicos especialmente de provincia, de los institutos nacionales de Nutrición, de Enfermedades Respiratorias, del Centro Médico Nacional y de la Raza.
Tienen la consigna de atender a “todos” y no decir que no hay medicamentos y equipos para atender a los pacientes. Quien se atreva a decir lo contrario a los enfermos y familiares corre el riesgo de perder su empleo o hacerse acreedores a sanciones.
En eso coinciden incluso, directores de hospitales generales de zona, quienes afirman que, si en esas unidades carecen de insumos necesarios, en clínicas el problema es más grave, ya que ahí, además de la falta de insumos y equipos como ventiladores, carecen de personal médico capacitado y son residentes o doctores generales quienes intuban y muchos de ellos por la falta de pericia fallan, convirtiendo la maniobra de intubamiento en un auténtico “paso de la muerte”.
Existen ciudades, sí ciudades grandes donde las clínicas del IMSS, ISSSTE o Salud, carecen de camas de terapia intensiva o de especialistas, es más, cuando se habilita un área para COVID-19, se comparte con las de otras enfermedades por lo que la certeza de contagio es real, de todos los días.
“No le negamos el servicio a nadie, pero prácticamente los dejamos morir porque no tenemos los medicamentos ni los equipos necesarios y menos aún ambulancias para trasladarlos a la capital del estado para que los atiendan”. Afirman en una ciudad del interior.
En el ISSSTE están tan mal las cosas que su director, el economista Luis Antonio Ramírez, hijo del ex líder de la CNC y ex gobernador de Oaxaca, Heladio Ramírez López, ni aparece en las conferencias de prensa. De medicina sabe tan poco, que, olvidando la directriz de consolidar, compra de fármacos, instruyó para que las delegaciones del Instituto busquen la manera de abastecerse de medicamentos porque simplemente no hay no omeprazol.
Tal vez a eso de debe que el 80 por ciento de los intubados en las unidades del sistema público nacional incluyendo el bodrio de Insabi, fallezcan, en tanto que en instituciones privadas el porcentaje de decesos no alcanza ni el 20 por ciento con todo y las enfermedades que incrementan la morbilidad.
El mismo senador de Morena Germán Martínez, ex director del IMSS lo reconoce. No hay insumos ni personal médico capacitado y lo que es peor, al igual que los médicos teme que venga lo peor con la apertura de la “nueva normalidad” donde el presidente López pone el ejemplo al lanzarse a la calle para presumir obras en vez de apoyar los servicios de salud y salvar mexicanos.
Como diría Gustavo Méndez Tapia: ¿Se vale?