• Desconfianza en el gobierno por ocurrente, ignorante. Inseguridad criminal y sanitaria

Miguel A. Rocha Valencia

Quisiéramos que los fifís que trabajan en el sector público y están obligados a no opinar o a criticar a quienes examinamos las acciones de gobierno, sopesaran no su conveniencia de un salario y cargo en el gobierno, sino su responsabilidad hacia todos los mexicanos, esos a quienes piensan que sirven, incluyendo niños y jóvenes estudiantes, no al presidente de la República.

De esa forma, dejarían de usar las redes sociales para descalificar los análisis reales de la situación de emergencia que vive el país.

Porque ya estamos en emergencia nacional, aunque quien encabeza el poder público quiera ignorarlo. Quisiéramos creerle, reírnos, salir a pasear, comprar, comer, viajar libremente, pero eso, si antes ya era riesgoso por la inseguridad criminal que azota al país, ahora es un peligro de muerte por el COVID- 19.

Preferiría pedir disculpas si esta apreciación resulta exagerada y el tiempo me desmiente, pero la opinión internacional, lo que palpamos y nos enteramos a través de los distintos medios, nos “habla” de un gradual agravamiento de la situación nacional.

Peor cuando se dan señales próximas de violencia derivada de la escasez de servicios, alimentos, empleo, dinero para subsistir, porque a la crisis de seguridad criminal, se suma la de salud y se acumulará la económica.

Esto que para quienes nacimos a la mitad del siglo pasado, resulta inédito, cobra tintes de tragedia mundial y México no se podrá sustraer, máxime cuando vemos a las grandes economías con gobiernos responsables y estructurados actuar con rapidez y a pesar de ello, registrar problemas graves de salud y economía.

La situación se agrava y todavía se toman la puntada, en esta situación de cancelar por la vía de la proclama popular minoritaria, cancelar otro proyecto multimillonario (mil 400 millones de dólares) en Baja California, como si la inversión y los empleos sobraran, máxime en esta hora.

Pero se agrava porque, además, la sociedad no tiene confianza en su gobierno al que ve displicente, ocurrente, poco serio, aferrado a mantener la agenda nacional en conferencias sin valor y actos públicos de lucimiento y linchamiento contra los fifís o conservadores.

Quisiéramos, por el contrario, una autoridad confiable, seria, con acciones concretas y articuladas, no ocurrencias de momento o lo que sobra de “ahorros”, reparto de dinero gratis a programas clientelares. Qué más valioso para los mexicanos que darles seguridad y salud para poder desarrollarse.

Sin salud no hay nada. Sin seguridad física y económica no hay crecimiento ni desarrollo.

Y no esperamos que el presidente haga todo, pero si es su obligación rodearse de lo que más desprecia: talento y conocimiento para hacer las cosas; él que se quede en su pedestal de pastor y mesías y que deje en el gobierno a los mejores, no a mediocres que son capaces de renunciar a su responsabilidad para no perder su chamba, ni el salario como quienes hoy le rodean.

Si esto no cambia, la crisis se va a profundizar y estará acompañada de violencia. Ojalá me equivoque.

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