- López negocia con amigos de Salinas, pero encarcela por venganza
Miguel A. Rocha Valencia
Hay hechos que nos hacen dudar del supuesto rencor que el tlatoani de Palacio Nacional tiene contra Carlos Salinas de Gortari. En realidad, no lo persigue, aplaude su herencia con el T-MEC y negocia con emisarios de aquél sexenio.
Lo más que alcanza a decir contra el expresidente Salinas, es que es neoliberal, pero no ha demostrado si en ese sexenio, cuando el propio López era priista, existió corrupción, aunque existan presunciones de ello, independientemente de que, durante esa gestión, se privatizaron paraestatales, liquidó la propiedad social, nos volvimos más dependientes de la economía estadounidense.
Pero, además, nos volvimos maquiladores en nuestro propio país, utilizando en favor de empresas extranjeras, no sólo mano de obra barata sino también los recursos naturales. Ya no tuvieron necesidad de llevárselos.
La negociación de Emilio Lozoya Austin, la hizo su papá, Emilio Lozoya Thalmann quien fue compañero de banca de Salinas de Gortari en la facultad de Economía de la UNAM, junto con el impulsor de López Obrador, Manuel Camacho Solís, el dueño actual del PT, Alberto Anaya, José Francisco Ruiz Massieu y quien fue dirigente de la CNC, Hugo Andrés Araujo.
Grupo del que se dijo, hicieron el compromiso de pasarse el poder unos a otros o al menos no dejarse en el desamparo. Todos escalaron.
Tan buena fue la negociación que de delincuente de cuello banco, Lozoya Austin se convierte, porque así lo manda López, en “testigo colaborador” y en vez de pisar la cárcel, a la cual no llegará, lo acomodaron en un hospital propio de su estatura política y financiera, o mejor dicho, de su papá.
Desde ahí o donde indique el profeta de Tepetitán, Lozoya incriminará a todo el que le digan ya sea para desprestigiarlo (que es lo más seguro) por dejarse sobornar o incurrir en alguna práctica indebida.
Todo quedará para el escándalo mediático, eso es el fin.
Con este caso, López muestra el doble rasero de la 4T, ya que mientras eso hace con Lozoya, quien huyó del país, se escondió y fue necesario que lo presionaran capturando a su mamá para que se dejara atrapar.
Y luego de negociaciones, dejó que lo extraditaran y no ir a la cárcel a cambio de colaborar. Lo santificó el pontífice de Macuspana.
Pero, por otro lado, empujado por los “duros” de Morena, donde están Dolores Padierna y su esposo “El señor de las ligas” René Bejarano Martínez, Martí Batres Guadarrama, ahora impulsado por los honorables John Ackerman e Irma Eréndira Sandoval, lograron que hace un año, Rosario Robles Berlanga, extitular de Sedesol con Enrique Peña Nieto, cayera en la cárcel bajo el pretexto de que podía huir pues tenía una licencia de manejo falsificada.
Ahí, los Padierna contaron con la ayuda de su pariente, el juez Felipe de Jesús Delgadillo Padierna, quien negó todo argumento y defensa de la ex funcionaria a quien junto con sus abogados ofendió ante el regocijo de la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, exhibida por enriquecimiento inexplicable, pero exonerada por el tlatoani de Palacio.
Recluida, Robles Berlanga no ha sido procesada; las acusaciones siguen en el aire y lleva un año presa, en una acción legaloide que huele a revancha personal de los Padierna.
Es el doble rasero que muestra la 4T: en un caso donde el presunto delincuente huyó, se escondió y se extraditó, hubo negociación para acusar a otros; en el otro, la venganza se impuso. Tal vez Robles debería acogerse al mismo beneficio y acusar a todo el que le digan y salvarse. Aunque, claro, no tiene un papá que es amigo de quien lideró según López, la mafia del poder.