*No se nos olvide el compromiso de importaciones masivas al margen del T-MEC
Miguel A. Rocha Valencia
Qué bien que regresan los precios de garantía a los llamados productos básicos, que finalmente ayudarán a millones de campesinos y empresarios productores a sostenerse cuando, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decida que llegó el momento de cobrar la segunda factura al gobierno mexicano a cambio de no aplicar tasas arancelarias.
Olvidémonos de que, en el corto plazo, se establezcan reglas flexibles o de sana competencia con el país del norte. Está pactado que habremos de importar grandes cantidades de alimentos subsidiados con más de 100 mil millones de dólares tanto para producirlos como para comercializarlos.
Pero, además, lo del mal llamado Tratado Comercial entre México, Canadá y Estados Unidos, se puede quedar en un cuaderno de buenas intenciones dado que Donald Trump, va a privilegiar el acuerdo firmado por Marcelo Ebrard donde se compromete, sin restricción alguna, a la compra masiva de productos agropecuarios provenientes de aquél país.
Con ello, el T-MEC, quedaría rebasado y sólo se aplicará si el gobierno estadounidense considera que le es favorable.
Incluso como no existen restricciones, nos forzarían a adquirir transgénicos o como en el caso del maíz, en vez del de consumo humano, nos mandarían forrajero. Si no, pronto lo veremos.
Mientras tanto, los líderes empresariales en México se hacen lucubraciones mentales luego de la reunión con el presidente López, acerca de los negociotes que van a realizar. Lo que no cuentan es el factor extranjero, donde lejos de recobrar confianza a dejarse ir por promesas, van a asegurar sus inversiones más allá de acuerdos verbales.
De hecho, la inversión extranjera privada, no entrará de manera directa, sino como hasta hoy, a través de la especulación, por eso Banxico no baja más su tasa de 7.25 por ciento precisamente para evitar que se escapen capitales que están en papeles gubernamentales, desde los cetes hasta los bondes, Udibonos y en general, los títulos de deuda que libera el gobierno mexicano para financiarse.
Ahora bien, si los nacionales le entran, no se van a ir de boca, pero afirman que más allá de Dos Bocas, el Tren Maya o el aeropuerto de Santa Lucía, el gobierno se abrió a muchos proyectos de inversión. ¡Qué bueno!, ahora hay que ver quien le entra, porque a la hora que deban soltar los quintos, más de uno va a rechinar…