- Los extremos de la justicia de Palacio Nacional: amigos y adversarios
Miguel A. Rocha Valencia
Rosario Robles Berlanga y Manuel Bartlett Díaz, extremos de una misma cuerda llamada justicia y que reciben trato distinto en esto que se llama la Cuarta Transformación, donde todo lo malo se perdona el tlatoani, ayatola o pastor así lo decide desde Palacio Nacional.
Para eso, tiene a su servicio al Poder Judicial y desde luego, todos los organismos que tienen qué ver con la calificación de las personas para bien o para mal, según el bando donde se encuentren, y donde la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda se alza como el verdugo que ha de ajusticiar a los malos que sean señalados por el dedo del todo poderoso.
Igual para los ajusticiamientos, existe el tribunal expedito de palacio, donde el juez supremo y hacedor de leyes expeditas condena a enemigos, fifís o adversarios y exonera a los buenos del pueblo que le rodea, a todo aquél de rodillas flexibles que se apliega a su majestad, incluyendo periodistas, empresarios, medios de comunicación.
De tal suerte que aun sin una cárcel definitiva y menos aún con una sentencia que diga ¡Guilty! Ya se hizo reo de toda la persecución, fallas y culpas, errores de esta administración. Bueno, habrá que culparlo de toda la matazón del año que termina y hasta del fallido golpe contra el hijo del Chapo Guzmán, al ex secretario de Seguridad, Genaro García Luna.
Pero además es culpable de recibir dinero oficial en empresas relacionadas con él, pero no a Manuel Bartlett quien ahora es un ángel de la caridad, si se cayó el sistema electoral en la elección de Carlos Salinas, fue culpa de otro no de él; las casas y empresas son lícitas, las adquirió con el sudor de su frente igual que las de su millonaria (siempre no) consorte.
En todo caso habría qué explorar a Rosario Robles y las enormes riquezas que se le ¿encontraron? Las que regaló o malversó, a la mejor ella es culpable también de la extraordinaria riqueza de Olga Sánchez Cordero o del mismo Manuel Bartlett, que de socialistas o comunistas no tienen nada y se muestran con los altos representantes del capitalismo mexicano. Millonarios.
Son las caras de la justicia actual; son los parangones, los raseros con que hoy se mide la corrupción y la justicia.
La máxima juarista se aplica: para los amigos, justicia y gracia; a los enemigos simplemente justicia, pero la misma que inventa el tlatoani olmeca, el tabasqueño, el mestizo renegado y que se exige disculpas a sí mismo por el saqueo y los daños sufridos por él mismo. Y frente a él, José Manuel Quintana el poeta le grita ¡Crímenes son del tiempo y no de España!
Total, que hoy ni siquiera hay quien alce la voz; se hubiera quedado López en la oposición para gritar las trapacerías de un gobierno autoritario, que dicta su propia ley, que interpreta reglamentarias, que encarcela a quienes se la deben y perdona a los que se doblan, incluyendo primeras planas de diarios.
Hoy no hay quien le grite al gobierno desde el poder político; los agarraron de salva sea la parte y quien se mueve, se muere, es condenado, acusado, exhibido y sirve para el escándalo mediático al que se suman muchos medios ya no comprados sino entregados por voluntad propia antes que sufrir el castigo de la no publicidad o el arrinconamiento de la condena pública.
Así va la Cuarta, que aplica la cuarta charra a través de Santiago Nieto para golpear adversarios sin necesidad de juicios, sino con la sumarísima presunción de culpabilidad que el semidiós del Palacio convierte en sentencia. ¡Sálvese quien pueda!