- Para López, crisis de salud y económica, es lo mejor que le pudo pasar
Miguel A. Rocha Valencia
Aun no digiero que quiso decir el presidente López cuando dijo que «nos vino esto como anillo al dedo para afianzar el propósito de la transformación».
Si es usar la crisis para profundizar el autoritarismo de su régimen, voy de acuerdo y cumple su deseo de que, sin violencia, hace su deseo.
Pero su «anillo al dedo» ya cuesta muertos, pérdidas económicas, credibilidad internacional, desempleo, crecimiento y nos plantea un futuro de tragedia del cual, pocos pueden intentar adivinar hasta dónde va a mejorar.
Estoy seguro que no será en el corto tiempo y veremos si a la hora de hacer un recuento donde muchos ya no estaremos, vuelve a pensar que esta desgracia le cayó como «anillo al dedo», y se lo festejan los fifís disfrazados de chairos que se agachan ante él para conservar la chamba
Con sus datos, López no cree en el fenómeno económico a pesar de tener los números, menos creerá en la gravedad de una situación sanitaria que en pocos días sabremos los niveles que podría alcanzar. Por lo pronto se acelera el número de contagiados por COVID-19 y, los muertos que hasta el corte del día dos de abril alcanzaban 50.
Cada día de acuerdo con los expertos no oficialistas, los números se harán mayores, difícilmente maquillarán los de difuntos, pero esta pandemia ya nos alcanzó y habremos de pagar un doloroso precio muy alto en todos sentidos.
Algunos se preguntan luego de escuchar lo de «anillo al dedo» de López, es si ¿Usará la tragedia con fines políticos? Yo creo que sí, y no le importará el número de hogares enlutados, la saturación de los restos de un sistema de salud que convirtió en ruinas apenas iniciado el sexenio, mucho menos dejará de dormir por las miles de empresas quebradas, el hambre, miseria y desempleo de millones de mexicanos.
A estas alturas, ya tiene a los culpables de todo: fifís, conservadores, la mafia en el poder (ahora suya) y satanizará a los empresarios. Pero él, habrá de sostener sus bases clientelares a como dé lugar, a pesar del país, muertos y nuevos pobres.
«Crisis transitoria» afirma y cual crisol purificador, piensa López que la pandemia ayudará a combatir la corrupción.
La verdad quisiera escuchar como ya he dicho, a un presidente que sume, unifique, no que sostenga un discurso de división, linchamiento, salvo que su idea sea que en el nuevo México que sueña, sea él y sus huestes quienes sobrevivan y se queden con los restos de un país en ruinas.
Faltan palabras y razonamientos para interpretar o entender la actitud y dicho de López Obrador. Mejor aquí lo dejamos.